12 abr 2013

Mi relación con las redes sociales

Llevo con esto de los blogs bastantes años, y pese a que actualmente sólo mantengo actualizado éste que están leyendo, he tenido otros de diversa temática durante distintas épocas de mi vida. Gracias a ellos me di cuenta de lo que me gustaba escribir; aunque no dijese nada, me gustaba.

Mantener esta actividad es gratis, no cuesta dinero, aunque pensándolo bien, no es del todo cierto. Obviando el coste monetario de la conexión a Internet (en los países subdesarrollados como el nuestro, más que coste por la conexión debería llamarse "robo" por la conexión, dado su elevado precio y su pésima calidad), lo que verdaderamente cuesta es el tiempo que hay que dedicar a mantener un blog actualizado. Gracias a mi "modus vivendi" actual, me puedo permitir el lujo de escribir con cierta asiduidad, e incluso, y como todos ustedes saben, hacerlo de manera regular para otras fuentes. Aprovecharé mientras dure...

Buscando una mayor presencia de mis artículos en la red, y arrastrado por la vorágine de las redes sociales, decidí hace tiempo abrir también alguna cuenta en Facebook y más recientemente en Twitter. He de aclarar que tampoco son las primeras cuentas que creo en esas redes sociales, ya que también desde hace años, había tenido perfiles en una y en otra, pero de manera personal, es decir, usando mi nombre y apellidos verdaderos, y buscando una interacción más real con otros usuarios. Me bastaron algunos meses para darme cuenta de que me había equivocado: esa idea de mantener cuentas personales y relacionarme con gente conocida y desconocida vía Internet, no me aportaba absolutamente nada, con lo cual, cerré o abandoné dichos perfiles.

Volviendo al asunto de darle publicidad a mis artículos y a este blog, decidí crearme otros nuevos perfiles en Facebook y en Twitter, pero esta vez usando mi seudónimo e intentando mantener una relación estrictamente "profesional" con el resto de usuarios, sin compartir fotos o datos de mi vida personal. No es que sea muy reservado o receloso de mi privacidad, sino que, sinceramente, a nadie le interesa quién o cómo soy, amén de lo que hago o dejo de hacer en mi vida privada. Hoy por hoy sigo teniendo abierto el perfil de Facebook y lo uso, básicamente, para intentar dar a conocer mis artículos, además de participar muy asiduamente con algún comentario en los pocos grupos a los que pertenezco. Hace muy poco he hecho lo mismo en Twitter, abriendo una cuenta con mi seudónimo para compartir mis artículos y estar más relacionado con la gente. Y aquí es donde me he dado cuenta de lo siguiente:

Desgraciadamente, o afortunadamente, según se mire, soy incapaz de mantener una "relación lógica" con este tipo de redes sociales -especialmente con Twitter-. Llamo una "relación lógica" a hacer lo que la gran mayoría de usuarios hace, es decir, mantenerse pendiente del puñetero Twitter las 24 horas del día, compartiendo datos totalmente irrelevantes de su vida privada, pensamientos personales, fotos de sus hijos y demás parientes, frases lapidarias que rara vez aplican en sus vidas, etc. Quizás el colmo de esto viene en forma de detalles íntimos como por ejemplo: "hoy no he podido ir al baño, quizás me esté pasando con el arroz", o "cómo me duele el juanete del pié derecho"... Pero, ¿a quién coño le importa?...
Y, ¿qué me dicen de los que dan los buenos días y las buenas noches todos los santos días?... O los que twittean cada vez que salen a trabajar, a pasear, a la playa, ¡a todo lados!...

Y ya no entro en valoraciones de si está bien o está mal, que cada uno haga lo que quiera con su tiempo, su dinero, sus amistades y su smartphone, pero es demasiado para mi. En gran medida, supongo que es debido a que precisamente, no tengo smartphone (a Dios gracias), y no a mi desconocimiento de las nuevas tecnologías, ya que me llevo muy bien con ellas. Cada vez que miro a mi alrededor veo a la gente pendiente del jodido aparatito, molestando con sus incesantes sonidos y alarmas, y atenta a los actos o palabras carentes de interés del resto de personas.

No creo que el problema venga de la propia tecnología, sino como casi siempre, del uso que se hace de las mismas, aunque, por supuesto, habrá mucha gente que piense que el uso que hago yo es el incorrecto, eso está claro...

Lo siento pero no puedo... lo he intentado pero no puedo.

Ahora me limito a compartir algún que otro enlace que creo de interés (el problema radica en que a no todo el mundo le interesan las mismas cosas) y a ver cómo el mundo gira mientras yo me voy quedando fuera. Irremediablemente.

Salud!

6 comentarios :

Somos muchos los que estamos "fuera" de la onda. El Facebook ya sabes que también lo uso para compartir algunos enlaces y poco más, y lo de las "frases lapidarias que rara vez aplican a sus vidas" es de lo más cierto... Abrazos

El único sentido que le veo a twiter y por lo único que lo utilizo es para informarme en directo del desarrollo de cualquier manifestación. Entras directamente en el "hilo" (no sé si se llama así) abierto del tema que se trata (#25S, #huelhageneral, p. ejem) y te enteras de cargas, disturbios, denuncias, etc.. para lo demás, me parece patético.. de hecho, creo, nunca he twiteado nada.. retwitear sí.. Saludos!

Uso el twitter como tu, para difundir las entradas del blog y poco mas, lo veo demasiado inmediato y no me va. Un saludico,

No hay que agobiarse con el uso caótico, es como todo, se va reordenando con el tiempo. De hecho tú mismo has ido estableciendo en twitter un círculo más especializado. La clave allí es el tema de las listas, si hay una serie de emisores que te interesa lo que dicen los concentras en una listas y sólo miras lo que dicen ellos.
Como en la vida presencial acabamos yendo a lo que nos interesa e incluso cuando estamos en un sarao de mucha gente, nos agrupamos con aquellos que tiene algo en común con nosotros. Todo se andará, pero al final usaremos estos medios con inteligencia. Espero ;)

A mí me reporta mucho más el blog que el facebook. Pero reconozco que también me gusta mirar el facebook algunos días a la semana, aunque comento mucho más en los perfiles de los demás que en el mío. Lo que está claro es que cada vez nos creamos más necesidades tecnológicas, habrá que buscar un equilibrio, como en todo en la vida.

Que el mundo está loco, muchacho; tú, ni caso...
Un beso,

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